La fertilización in vitro es un método de reproducción asistida diseñado para superar la infertilidad y lograr el embarazo.
El término “in vitro” proviene del latín “en el vidrio”, y se utiliza para describir un procedimiento que se realiza en un laboratorio, fuera del cuerpo humano donde normalmente ocurre. En el caso de la fertilización in vitro, es un procedimiento mediante el cual se unen e incuban un óvulo y un espermatozoide en un contenedor de cristal para que formen un embrión. Una vez formado el embrión, se introduce dentro del útero de la mujer que desea quedar en embarazo, para que inicie el proceso de gestación.
Existen dos tipos de fertilización in vitro. El primero es el clásico y el segundo es una variación más avanzada del primero. En la fertilización in vitro clásica, se colocan los espermatozoides y los óvulos en el mismo contenedor, y se deja que el espermatozoide fecunde por sí mismo al óvulo. En el segundo tipo, que se conoce como la inyección intracitoplasmática de espermatozoides, o fertilización ICSI (por sus siglas en inglés), el espermatozoide es colocado dentro del óvulo por medio de un micromanipulador.
En la fertilización in vitro se pueden utilizar óvulos y espermatozoides de los padres o de donantes. Este método se considera una opción segura y efectiva, para tratar la infertilidad femenina y masculina.